Para muchas personas la vuelta de las vacaciones y el comienzo de curso supone una época para replantearse hábitos y actitudes frente a la rutina. Es muy buena idea porque en esta época se diseña cómo va a ser el año escolar. Ya que los estudios y actividades que hacen los hijos determinan mucho el planning de actividades semanales. Aquí os dejamos unas pautas sobre propósitos para el nuevo curso.
¿Por qué tengo que marcarme nuevos objetivos?
Aunque parezca mentira el plantearse la vida a corto, medio y largo plazo de uno mismo. Tanto a nivel personal como social o laboral, no es tan habitual. Gran parte de la población simplemente va viviendo su rutina sin marcar unos objetivos o unas metas.
Dentro de la psicología y sobretodo del coaching se recomienda una planificación de objetivos. Pero no sólo es crear una lista de propósitos, es también realizarlos y evaluar éxitos conseguidos y no conseguidos.
¿Cómo deben ser los objetivos?
Lo primero de todo, los objetivos que nos marquemos deben ser realistas y no contraproducentes. Es decir, si dentro de mi rutina no estaba el hacer ejercicio físico, no puedo pretender fijarme como objetivo pasar 1 hora todos los días en el gimnasio. Porque abandonaré este propósito antes de darme cuenta. Los objetivos tienen que ser progresivos, para fijar un hábito se necesita tiempo. Unas teorías dicen que 21 días y otros 66; no es cuestión de una fecha en concreto. Además lo importante es que ese hábito se convierta en algo que te favorezca, que sea positivo y no impuesto.
¿Cuántos objetivos me marco?
Como ya hemos comentado antes: realidad ante todo. En esta tarea es muy importante el hecho de escribirlos. De alguna manera se crea un “contrato” con uno mismo, el compromiso se hace más fuerte.
Escribe porqué deberías tener ese objetivo, en qué beneficiaría ese cambio tanto a tu persona, como a tu entorno. Intenta ser lo más concreto posible.
Como crear hábitos es un hábito en sí mismo empieza con tres o cuatro. Tal vez uno de cada faceta de tu vida (tu cuerpo, tu mente, tu trabajo, tu familia…) los que veas más prioritarios.
¿Y si no los consigo?
Muchas veces nos proponemos hacer cosas que finalmente no conseguimos. Además pueden existir factores internos (ej: un rechazo inconsciente a cambiar ese hábito). O externos (ej: cambios inesperados en la vida familia) que no nos han permitido alcanzar nuestra meta. Lo esencial es analizar la naturaleza de ese factor que ha hecho que no lo consigamos. Evaluar por qué no se ha podido realizar y ver si hay posibilidades y cómo se puede intentar de nuevo.
Pero lo más importante, a nivel personal, es no atacarse ni recriminarse por ese propósito no conseguido. Por eso la mejor opción es seguir intentándolo pero tal vez puliéndolo, porque en algunas ocasiones no hemos sido tan realistas como se necesitaba. Los propósitos para el nuevo curso tienen que ser éxitos.