Regalar tiempo y atención enriquece tanto a quien da como a quien recibe. Los instantes compartidos son lo más valioso y personal que se puede regalar a otra persona. Un tiempo para encontrarse, experimentar la vida intensamente y compartir felicidad. En definitiva: pequeños actos con mucho valor.
Se acercan unas fechas señaladas, fiestas de cambio de estación, del invierno, de Navidad, para cada uno de nosotros tienen un nombre y significados diferentes. Nos vemos inmersos en la vorágine de las compras. Buscando esos regalos que nos han pedido nuestros hijos, de realizar el menú navideño. Eligiendo los adornos para nuestra casa, la mesa… nos rodeamos de una sensación de estrés que nos va desgastando en el día a día.
Los padres
Como padres, nosotros podemos ponerle límites a ese derroche que se produce en estas fiestas. Por un lado, por el bien de la salud mental de nuestros hijos. Asumir tal abundancia de juguetes y posesiones en tan corto tiempo es tarea imposible para su cerebro (lo sería también para el nuestro). Por otro, porque si queremos dejarles a nuestros hijos una sociedad más justa, tenemos que mostrarles que los excesos no son buenos, ni el consumista.
Además, no debemos dejar de lado el hecho del derroche de recursos naturales, y el consiguiente impacto para nuestro plantea. Que tiene tanta utilización de envoltorios, plásticos, cajas, etc. De hecho, los niños son conscientes de que no necesitan tantos juguetes. Según un estudio, el 45% de los escolares españoles cree que tienen más juguetes, libros y ropa de los que realmente necesitan.
Estamos olvidando lo realmente importante. Nuestros hijos nos han pedido juguetes, pero lo que realmente quieren es jugar con nosotros. Pasar más tiempo riendo y haciendo manualidades o recetas o bien compartiendo unas palomitas mientras que vemos una película.
Hay quienes son muy hábiles con las manos y fabricar cosas para regalar les resulta fácil. Hay quienes no son tan creativos pero sí son buenos escuchando y pueden regalar algo que sepan que al otro le hará feliz. No importa qué tipo de persona seamos, lo importante es que seamos atentos. Que la otra persona sienta/vea/viva nuestro cariño y nuestra preocupación.
Algunas ideas para regalar:
- Pedir un deseo en nuestra carta de los Reyes Magos, algo que no se pueda tocar que no sea material.
- Fomentar el altruismo, que pensemos en otra persona y qué le haría feliz. Elegir un regalo que no sea para él.
- Regala originalidad: un juego de pistas en la montaña, un paseo familiar recolectando frutos, una tarde cocinando su receta preferida, un cuento escrito por ti…
- Un recorrido por nuestra ciudad observando todo lo ha cambiado para las navidades; luces, adornos, colores, olores, puestos navideños, música…
Porque la vida se compone de esos detalles, de esos pequeños actos con mucho valor y mucho amor. Y no hay nada mejor que sentirse querido.