Tener miedo es algo totalmente natural en los seres humanos. Todos los niños experimentan miedos en algunas etapas del crecimiento. A medida que los niños exploran el mundo que los rodea, adquieren nuevas experiencias y afrontan nuevos retos. Las ansiedades son casi una parte inevitable del crecimiento.
Se puede establecer una clasificación entre los miedos más frecuentes, en función de la edad de desarrollo.
Desde los 6 meses hasta 2 años.
Les temen a los desconocidos e incluso pueden sentir ansiedad ante la ausencia de los padres. También los ruidos fuertes les causan desconcierto, pero en general estos miedos son positivos y pueden indicar, incluso, una cierta madurez.
De los 2 hasta los 6 años.
Hay una evolución de los miedos infantiles, ya que hay más estímulos que puedan provocarlos. Aparecen los estímulos imaginarios y los miedos pueden hacerse algo más abstractos (fantasmas, monstruos). El miedo a los animales se desarrolla en esta etapa, y puede perdurar como fobia hasta la madurez.
De los seis a los doce años.
Los miedos comienzan a ser menos imaginarios y más basados en la realidad. Parece que empieza a manifestarse el miedo a cosas como no adaptarse socialmente al entorno. O bien a la posible separación de los padres, si el ambiente familiar no es propicio.
De los 12 a los 14 años.
Sin duda, hay una importante reducción de los miedos anteriormente acumulados. Toman importancia los relacionados con el fracaso escolar o con el no ser aceptado por otros compañeros.
De los 15 a los 18 años.
Cobran fuerza las preocupaciones por las relaciones personales, y por los fracasos académicos y deportivos. En cambio, los temores al peligro o la muerte que se hayan podido experimentar anteriormente se van diluyendo poco a poco.
Por encima de todo, las familias son un gran apoyo para superar los miedos infantiles. Así los niños comprenden mejor el mundo y su funcionamiento. El aprendizaje y las experiencias, hacen que se vaya interiorizando las cosas que son peligrosas y las que no.
Algunas sugerencias para las familias
En otras palabras, aportamos algunas ideas para que los padres y madres puedan ayudar a superar los miedos y fobias de sus hijos.
Hable con su hijo sobre sus preocupaciones y sea comprensivo. Explíquele que muchos niños tienen miedos, pero con su apoyo, él o ella puede aprender a superarlos.
No le reste importancia ni ridiculice los miedos de su hijo, especialmente delante de sus compañeros.
No intente obligar a su hijo a ser valiente. Le llevará tiempo enfrentar y superar gradualmente sus ansiedades. Sin embargo, puede alentarlo a enfrentar progresivamente sus miedos.
Afrontando las fobias juntos. Por ejemplo, si el pequeño teme a los perros, no los eviteis siempre cuando os crucéis uno por la calle.
Proporciónale estrategias para que, poco a poco, vaya venciéndolo; respirar profundamente, pensar en cosas agradables, recordar por qué está fuera de peligro.
Por consiguiente, los miedos forman parte de la vida y son una respuesta a una amenaza real o percibida por el niño. Las familias deben tranquilizar y brindar apoyo a sus hijos. Al hablar con ellos, los padres deben reconocer las preocupaciones de los niños sin intensificarlas ni reafirmarlas.
Cuando las palabras tranquilizadoras realistas no funcionan, el miedo del niño puede ser una fobia. Y lo recomendado sería pedir ayuda profesional a un psicólogo o psiquiatra.