Recordemos que desde bebés los niños sienten confusión, desesperación, frustración, y desilusión. Como adultos, es nuestra función y obligación usar la razón, y la emoción, la comunicación, la intención, y la acción. Así que ofrezcámosles atención, observación, protección, estimulación, instrucción, conversación, consolación, ¡y comprensión! La inteligencia emocional nos ayuda a ser socialmente competentes, a entender el mundo de las emociones, a tener seguridad en nosotros mismos y, como consecuencia, a ser probablemente más felices.
Muchas madres y muchos padres se preguntan cómo podrían ayudar a sus hijos a desarrollar su inteligencia emocional. Os contamos qué podemos hacer desde los primeros meses de vida.
Qué debemos tener en cuenta
Los bebés no sólo se comunican con nosotros cuando lloran. También lo hacen cuando nos tocan, cuando les cogemos y sonríen y cuando nos miran. A veces hacen algo y buscan una respuesta, una mirada. El Contacto Visual con el bebé le demuestra que estamos ahí, que le vemos, que sabemos que está y estamos por ellos. Y además, si esa mirada es positiva, si tenemos un gesto tranquilo y amigable en el rostro, percibirá el cariño, el amor, produciéndose un mejor desarrollo cerebral.
Hablarles, sonreírles, explicarles las cosas que hacemos o vamos a hacer, les ayuda también en la comprensión del lenguaje, les ayuda a hablar antes y, por lo tanto, les ayuda a comunicarse. Cuando le diriges tu voz y tus palabras, cuando le hablas, le estás dedicando tiempo y contacto visual. Eso ayuda a los niños a saber que mamá o papá está ahí por ellos y con ellos y eso les ayuda a sentirse importantes en tu vida. Es suficiente para poder construir una autoimagen saludable y para tener una buena autoestima.
Cuando se ríe, puedes reírte, cuando llora, puedes hacerle mimos, cantarle, hablarle, cuando tenga un problema y te lo explique puedes mostrar con tu voz y con tu gesto que le escuchas, que intentas comprenderle y que puedes tratar de ayudarle. Puedes ser El Espejo De Sus Emociones, y esto le ayudará a entender sus propios sentimientos, a conocerlos y a ser capaz de mostrarlos cuando lo considere oportuno.
Si tus niños ven que conoces, manejas, expresas y canalizas tus propias emociones de maneras sanas, ellos tendrán modelos inteligentes a seguir. Al enseñarles a comunicarse, compartir y comportarse en convivencia en la familia, les preparas a desenvolverse eficazmente en otras relaciones y en otros grupos.
Algunas pautas para trabajar
- Observa y escucha a cada uno de tus hijos con atención plena.
- Demuéstrales que sus sentimientos son importantes
- Háblales sobre las emociones: dicha, temor, enojo, tristeza, etc.
Permite que expresen de forma segura sus emociones negativas. - Enseña a tus hijos respeto, comprensión, y aceptación.
- Crea un ambiente familiar comprensivo, cómodo, abierto al diálogo.
- Juega al reconocimiento de emociones en personajes de cuentos, libros, y TV.
- Preséntales dibujos representativos de las emociones principales y nómbrenlas.
- Propicia que hagan amistades, para practicar la convivencia con compañeros.
Y no olvides darle a tus hijos su dosis diaria de Vitamina A: ¡Afecto, Aliento y Apoyo!